Historia de nuestro Bando de la Huerta de Murcia

Bando de la Huerta



El Bando de la Huerta es el nombre que recibe el día grande de las fiestas de la ciudad de Murcia, teniendo lugar el martes de Pascua. Se enmarca dentro de las llamadas Fiestas de Primavera, celebradas la semana posterior a Semana Santa. La jornada es en sí toda una exaltación de las tradiciones huertanas, tan íntimamente ligadas a la historia de ciudad. La inmensa mayoría de los murcianos se echan a la calle durante todo el día, ataviados con el traje típico local. En 2012 fueron declaradas Fiestas de Interés Turístico Internacional. Esta festividad se celebra siempre el martes siguiente a la Semana Santa.



Actos

La fiesta comienza con una Misa Huertana frente a la fachada barroca de la catedral, a la que sigue una vistosa Procesión con la imagen de la Virgen de la Fuensanta, patrona de la ciudad. Mientras, parques y plazas van siendo poco a poco invadidas por la muchedumbre, que pasea de un lado a otro, degustando en bares y barras callejeras (dispuestas para la ocasión) las viandas típicas de la zona. Los más jóvenes se reúnen para hacer "botelleo".
En las plazas y jardines más importantes, durante todos los días de las Fiestas, las peñas huertanas instalan las famosas barracas, en las que se ofrece la gastronomía tradicional murciana, se realizan actuaciones folklóricas y se recrean las viviendas y los antiguos usos y costumbres de la huerta. En el empeño por no olvidar nuestro pasado huertano, tienen un papel protagonista estas peñas huertanas, con nombres tan significativos como la Seda, el Tablacho, la Esparteña, el Zaragüel, el Azahar etc.
Por la tarde, recorre la ciudad el Desfile del Bando de la Huerta. La cabalgata está compuesta por bandas de música, gigantes y cabezudos, grupos de danzantes y carrozas, en las cuales se muestran labores y elementos típicos de la huerta murciana. Personas vestidas con trajes de época bailan las jotas locales o reparten alimentos propios de la gastronomía de la región, tales como morcillas, longanizas, salchichas o habas y bebidas, como vino o cerveza. También se pueden degustar platos típicos: michirones, ensalada murciana o zarangollo, sin olvidar los dulces Paparajotes. Tampoco faltan en el desfile las soflamas panochas, textos satíricos escritos en la lengua vernácula de la huerta (el panocho) que se pregonan a viva voz desde algunas de las carrozas.

El día del Bando es una explosión de color y de alegría en la que participa toda la ciudad y la huerta, bien desfilando o bien como público. Asimismo el visitante no puede sustraerse a la alegría y el júbilo reinantes, y sentirse feliz de participar en un acontecimiento de esta magnitud. La ciudad este día se convierte en una singular Huerta en la que decenas de miles de personas de todas las edades se lanzan a la calle con la vestimenta típica local. Ellos, con los zaragüeles, chalecos y monteras (gorro huertano), y ellas con los bellos refajos (faldas), delantales y mantones y con el pelo adornado con claveles. Sin embargo, en los últimos años los jovenes especialmente han abandonado la tradición. Muchas mujeres se visten ahora de hombre huertano alegando una mayor comodidad, ya que el traje de mujer pesa bastante. Otro gran numero de jóvenes ya no usan esparteñas o no llevan el traje al completo.

Historia

El origen de este evento parece remontarse a nada menos que 155 años, sin embargo, ha salido a la calle en unas 120 ocasiones, en cinco grandes etapas, con sus correspondientes interludios. Se remonta al último día de carnaval de Murcia de 1851, donde unos jóvenes acomodados acordaron organizarlo con la intención de burlarse en cierto modo de las gentes de la huerta. El primer día de carnaval tenía su punto de salida y de recogida en la Plaza de Toros de San Agustín, actualmente conocida como San Andrés. El Bando comenzaba cuando se situaban en la cabeza dos majos montados a caballo, seguidos de un caballo adornado de palmas, flores y hortalizas, seguidos de muchos huertanos vestidos con sus trajes tradicionales. Actualmente esta motivación originaria ha desaparecido por completo y el Bando ha pasado a ser parcialmente lo contrario: una celebración en honor de la huerta y las tradiciones a ella asociadas. De lo expuesto puede apuntarse que, en realidad, el Bando nace como un pretexto para la diversión de gente acomodada, diversión en la que se caricaturizaban expresiones y costumbres de las gentes humildes de la huerta y donde no se regateaba en exageraciones e incluso burlas sobre el modo de hablar de aquellos que acudían a la ciudad a vender sus productos y realizar compras.

Etapa 1851 – 1865.

En la primera etapa, que va de 1851 a 1865, el desfile salía de la plaza de toros de San Agustín, en San Andrés; se celebraba por la mañana y estaba ligado al carnaval. Si bien tuvo un buen comienzo, poco a poco fue perdiendo fuerza y desapareció durante un período de diez años.

Etapa 1876 - 1879.

Entre 1876 y 1879 se vuelve a recuperar. En esta segunda etapa la burguesía cede algo más de protagonismo a los huertanos que, a su vez, aprovecharon la oportunidad para ironizar sobre las costumbres de la ciudad. La noche del 14 de octubre de 1879 se produjo la terrible riada de Santa Teresa con pérdidas terribles en vidas humanas, en ganado y la destrucción de cientos de casas que dejaron sin hogar a miles de damnificados. Con semejante desastre, el Bando desapareció hasta caer prácticamente en el olvido durante veinte años. En 1899 surgió un conato de resucitar el festejo pensando en incluirlo nada menos que dentro de las celebraciones del Sábado Santo. Fue un intento fallido que, sin embargo, se anotó como éxito en su haber la Batalla de las Flores.

Etapa 1900 – 1936.

Abarca desde 1900 y alcanza hasta la Guerra Civil. Durante esta etapa el Bando no sólo consigue reaparecer sino que alcanza tal renombre que atraía incluso a gentes de otras localidades considerablemente alejadas como Cieza, Lorca o Cartagena. Fue entonces cuando se desvincularon Bando de la huerta y Entierro de la sardina. El festejo alcanza tal popularidad y prestigio que otras poblaciones comenzaron a importarlo; fue el caso de Cieza (1910-1946); Las Torres de Cotillas (1916); Librilla (1925); El Llano de Molina (1931); Molina (1941,1945); Archena (1942); Espinardo (1944); La Alberca (1945) Zeneta... Los años treinta comienzan como una razonable continuación de la década anterior en todos los aspectos del festejo, salvo en su organización. Al parecer, hubo un momento en que el desfile degeneró adquiriendo un cierto cariz que se calificó de plebeyo, motivo por el que la Comisión se puso manos a la obra para eliminar esos aspectos de fiesta.

Etapa 1939 – 1944.

Surge tras el paréntesis (1937 y 1938) de la Guerra Civil, es decir, en 1939, y lo hace en septiembre y por la tarde, saliendo el desfile del Jardín de Santa Isabel. No se celebra en 1940 ni en 1941, reapareciendo en 1942 erradicando aquellos aspectos que avergonzaban y molestaban a la huerta. Se volvió a celebrar en Domingo de Resurrección, pero pasaría al Lunes de Pascua en 1943.

Etapa 1967 - 1972.

A partir de 1967 el Bando da un giro en positivo. Nace un año después la revista anual 'Bando' y, sucesivamente, se van otorgando Panochas de Oro a los mejores bandos. Entre tanto veía la luz el nacimiento de la Federación de Peñas, entre finales de 1974 e inicios de 1975. Le seguirán, en cuanto a iniciativas, la aparición de publicaciones periódicas en torno al Bando: Aldaba (1986), El Murmullo de la Cieca (1987), El Panocho (1988), o el Primer Certamen de Habla Murciana (1988).

No podemos cerrar este breve recorrido histórico sin mencionar que en 1972 nacía, en Los Alcázares, la Semana de la Huerta, como un homenaje a los miles de huertanos que durante dos siglos acudían en romería, con sus carros y su música, a aquellas playas a realizar el novenario del mes de agosto.

Los bandos son programas de las fiestas escritas en verso, que consistían en atacar y criticar los asuntos políticos.

1 comentario:

  1. Esta es la historia?
    Válgame el señor! Pa esto, no pongáis na, pijo.

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